Todo lo que vemos del mundo exterior es lo que nos muestran nuestros aparatos receptores, nuestros sentidos. Vemos el mundo no como es, sino como somos. Existen infinidad de mundos, infinitamente pequeños e infinitamente grandes, nos acostumbramos a éste, y vivimos como si fuera la única realidad. Es como si en una tienda hubiera 100 televisores, cada uno con un canal distinto, pero sólo podemos ver uno en cada momento. Con los distintos mundos sólo podemos ver uno a la vez. Esto no anula los demás mundos, pero hace como si no existieran.
Algunas culturas conocen otros mundos más sutiles como el hinduismo, donde visionarios y meditadores, que por medio de duras prácticas han llegado a estados expandidos de consciencia desde donde se percibe todo el conjunto. Estos sabios investigadores del mundo interior, como las tribus americanas, también han cultivado el conocimiento del mundo invisible.
Hay que ir hacia dentro, hacia fuera vas a ver el mundo que muestran los aparatos sensoriales, hacia dentro te encontrarás a ti mismo, donde sólo existes tú.
Como dicen los yoguis: “Un ojo mira para dentro, y otro para fuera”
Ejercicio: Dentro y Fuera: Comienza a escuchar lo que dices a los demás, y tráelo a ti, tanto si es algo bello como un reproche o crítica. Mira como tiene que ver contigo. Igualmente trata de ver que todo lo que dicen otros es de ellos. No lo tomes personalmente, es de ellos.
Cada persona ve el mundo desde su ventana, desde la ventana que le ha tocado, y va a ver el mundo de una manera concreta. No vale de nada tratar de convencer a los demás que vean el mundo como nosotros. Cada uno seguirá mirando por su ventana. Lo máximo que podemos hacer es tratar de asomarnos a su ventana y comprender. Cada uno ve según sus filtros, su historia, sus grabaciones, y las cosas que ha aprendido. Cada uno de nosotros tiene la capacidad innata de asomarse a todas las ventanas. Podemos conectar con su sensibilidad y emoción, y así conocer la ventana por la que mira. Si nos hubiese pasado lo mismo que a ellos, seríamos también un bandido o un sheriff. Porque todos somos todo, y la única diferencia es la ventana que nos toca. Potencialmente, soy todo lo que son, y los demás son todo lo que yo soy. Nadie es pues, mejor ni peor. Lo espiritual es humildad. No se trata de negar tu ilimitada capacidad, sino de ver que la tienen todos en igual medida, que estamos todos juntos bajo algo mucho mayor que nosotros.
Crecer y desarrollarse como ser humano no es quedarse paralizado en tu propia ventana, sino saber que puedes volver a ella cuando lo necesites, pero tener la opción de asomarte desde las demás ventanas y disfrutar de múltiples ángulos y puntos de vista, para entender mejor a los seres humanos.
Hace falta comprender con claridad lo que es una proyección. Si sólo existo yo, naturalmente todo lo que veo fuera tiene que ver conmigo. Como no puedo ver por mi mismo el color de mis ojos, necesito un espejo para desvendar este misterio. El espejo es el mundo de fuera.
Como dicen los yoguis: “El mundo es un palacio de espejos, donde sólo te ves a ti mismo, reflejado una y otra vez”
Ahí fuera se espeja tu interior, permitiéndote conocer los puntos ciegos que tienes sobre ti mismo. Hay que entender que es muy diferente constatar algo, que reaccionar ante algo. No es lo mismo actuar tranquilamente sobre el entorno, que enfadarse y despotricar sobre él. La diferencia está en la relación emocional, en actuar de forma eficiente y sin desgaste. Si reacciono, entonces he mezclado mi propio conflicto interno, mi resentimiento, proyectando fuera de mi un conflicto que, en realidad, es mío.
Las proyecciones en realidad son información interior de las personas. De la misma forma que es imposible conocer el color de tus ojos sin un espejo, el mundo te sirve de espejo para conocer las partes tuyas que aún están inaccesibles. Proyectamos nuestros contenidos psíquicos en las personas que nos rodean. Si estás presente dentro de ti, centrado y con tranquilidad, podrás constatar cosas del mundo de fuera. En el momento que le das una connotación personal, o te domine alguna emoción o deseo, o interés propio, estarás proyectando fuera lo que hay dentro de ti.
Haz un repaso de las personas sobre las que proyectas añoranzas, o a las que rechazas y juzgas, y descubrirás mucho de lo que hay dentro de ti, y proyectas fuera. Para poder viajar en el mundo de exterior y recoger información sobre tu fascinante mundo interior, hay que tener un firme anclaje dentro de ti mismo.
Ejercicio: Toma de tierra o anclaje: Es importante tener una firme toma de tierra para poder explorar tu interior. Un ancla que no permita que te pierdas en él. Es importante que sientas el coxis en la base de la columna. Procura andar sin perder la sensación del coxis, y sentir el triángulo que forma junto con los pies. Estar presente en ti. Siente la firmeza que te da este triángulo, y luego trata de caminar con los ojos cerrados, manteniendo la atención en los pies y en lo que pisas. Hazlo muy despacio, muy despacio.
Marly Kuenerz. El juego de la Atención.