Todo lo que vemos del mundo exterior es lo que percibimos por nuestros sentidos, así que no vemos el mundo como es sino como somos. Creemos que el mundo se reduce a lo que vemos, pero existen infinidad de mundos infinitamente más pequeños y grandes. Vivimos y funcionamos dentro de la limitación de nuestros sentidos. Visionarios y meditadores han llegado a estados expandidos de consciencia y afirman que sólo existes tú.
Todo lo que dices a los demás es tuyo. Si te escucharas, verías que, al solucionar la vida del otro, podrías estar solucionando la tuya. Igualmente, las críticas al otro son críticas a ti mismo. De la misma manera, lo que te dice el otro es suyo. Escucha lo que dices a los demás y tráelo a ti. Tanto lo bello como la crítica, mira que tiene que ver contigo. Igualmente, ve que lo que te dicen y no te lo tomes personalmente porque no es tuyo.
Como dicen los yoguis, un ojo mira para fuera y otro para dentro.
Cada persona ve el mundo de una ventana. Desde la ventana que te ha tocado verás el mundo de una forma concreta, distinta a los demás. No vale la pena convencer a los demás de que vea el mundo como nosotros. Lo máximo que podemos hacer es tratar de asomarnos a la ventana del otro y así, ¡COMPRENDER!. Cada uno ve según sus filtros, su historia, sus grabaciones, sus rasgos familiares, y las cosas que ha aprendido. Cada uno de nosotros tiene la capacidad innata de asomarse a todas las ventanas. Conectar con la sensibilidad y la emoción que siente otro ser humano. Si nos hubiese pasado lo mismo que a ellos, hubiésemos sido también un bandido o un sheriff. ¡Humildad!. Todos tenemos lo considerado “bueno”, y lo considerado “malo”. Nadie es, pues, mejor ni peor. Desarrollarse no es quedarse en tu propia ventana, sino saber que puedes volver a ella cuando lo necesites, pero tener la opción de asomarte desde las demás y disfrutar de los múltiples puntos de vista. Solemos quedar encadenados a nuestras ventanas por nuestros conceptos rígidos, reglas y dogmas.
Todo lo que veo fuera tiene que ver conmigo. Como no puedo ver el color de mis ojos, necesito un espejo para verlos. El espejo es el mundo de fuera, las personas que están frente a ti. Los yoguis dicen que el mundo es un palacio de espejos donde sólo te ves a ti mismo, reflejado una y otra vez en cada persona y situación. Son nuestras PROYECCIONES. Imaginemos un pájaro negro volando. Cada uno va a proyectar fuera lo que hay en su interior. Para unos un ave maravillosa, para otros un signo de mal agüero, para otros un peligro para sus plantas.
Observa siempre en que ventana estás en cada momento, y siente como lo que te rodea y sobre todo a quien señalas conforma una parte que hay en ti.
Si estás presente dentro de ti podrás constatar. Constatar es actuar con tranquilidad, sin gasto de energía. Enfadarse o criticar conlleva un gasto inútil de energía. En el momento en que le des una connotación personal o te domine alguna emoción, deseo o interés pasarás a ser subjetivo. Haz repaso de las personas que proyectas añoranzas o rechazas y juzgas y descubrirás mucho de ti, sólo proyectas.
Marly Kuenerz