EL JUEGO DE LA ATENCIÓN
El hombre desea abrir la puerta de la felicidad… ¡La atención es la llave maestra que abre estas puertas!
Una parte de nuestro cerebro, que ni conocemos bien ni dominamos, es responsable de que funcione toda esta increíble máquina, que es nuestro cuerpo. Aunque de él dependa nuestra vida, frecuentemente lo maltratamos, descuidamos la química que ocurre en él diariamente por medio de la alimentación, y dificultamos su funcionamiento, llenando nuestro organismo con alcohol, drogas, tabaco, grasas y toda clase de excesos. Un día nos da un susto de muerte: ¡algo deja de funcionar!
En este momento, dependemos de una parte de nuestra mente que rige nuestra vida emocional. En ella, se han ido grabando todas las impresiones que tuvimos a lo largo de nuestra vida, que van a demarcar un sinfín de tendencias y talentos, así como las dificultades y limitaciones, Impresiones, reacciones mecánicas, pensamientos, tendencias e impulsos. Va a salir la reacción al susto que nos ha dado el cuerpo. Si está a nuestro favor, vamos a cuidar del cuerpo, a colocar la atención en sanarlo o si no seguiremos en el proceso de deterioro, sintiéndonos impotentes ante la autodestrucción.
La separación entre la mente y el cuerpo se acentúa. No podemos negar que el cuerpo se rige por una pequeña central cerebral, innata, que le da todas las órdenes fisiológicas y bioquímicas, tampoco podemos negar la influencia que tienen sobre esta central los contenidos emocionales y los pensamientos. Según la información que tengamos sobre una situación, así la juzgamos, así serán las ideas, dispararán emociones que influirán en nuestro cuerpo. Si el cuerpo nos duele y sentimos miedo e impotencia, creamos la idea de que estamos enfermos, y esto influirá sobre nuestra capacidad de curación. Nuestra mente reacciona mecánicamente a lo que esté grabado en ella. Un determinado olor suscita sensaciones de bienestar o de tensión, está encadenado a una experiencia.
¿Cómo se producen estas grabaciones?. Siempre a través de nuestros sentidos.
Cuando nuestros sentidos captan algo que se corresponde con una grabación anterior, se produce como un retroceso en el tiempo y se reviven las mismas sensaciones del pasado. Esto provoca, a menudo, comportamientos totalmente inadecuados a la realidad del momento, actitudes incomprensibles e infantiles. Así que nuestras reacciones, maneras de pensar y juzgar las cosas, están íntimamente relacionadas con estas grabaciones y éstas provocan reacciones mecánicas. Todas estas grabaciones están tiñendo continuamente nuestra percepción.
El mundo que vemos ¡no es más que una pequeñísima parte de la realidad…!., limitaciones de nuestros aparatos sensoriales.
El que olvidemos todo aquello que no vemos y oímos, no hace que deje de existir. Y acabamos juzgando nuestra mente desde esta misma limitación, olvidando que ella es capaz de verlo todo desde todos los ángulos, haciendo nuestra vida más rica y más armoniosa. Es un enorme poder de la mente y también la forma fascinante que tiene el cuerpo de guardar todas las vivencias a las que es expuesto.
Cuando tu atención se dispersa en la vida cotidiana, realizas una serie de actos involuntarios, aparentemente «casuales», que te quieren decir algo. Puedes comenzar a fijarte. Es muy importante comprender lo que persiguen tus grabaciones inconscientes, añadir información al programa, y modificar grabaciones, para poder llevar tu vida hacia nuevas opciones.
Después de este descubrimiento, tu vida ya no será la misma. Al aprender a dirigir tu atención, podrás interferir y modificar el guión de tu vida.
Los antiguos yoguis ya lo sabían; entrenaban su atención como si de ello dependiera su vida. Hace milenios ya sabían que era y es la llave para el dominio de sí mismo. Occidente se suele colocar en el éxito social y material, pero ellos saben desde siempre que, si dominan la atención, podrán influir en todo el funcionamiento corporal, mental y emocional; podrán escoger sus sentimientos y llevar su pensamiento donde les parezca adecuado.
La atención es la llave… con ella podemos optar a la felicidad.
Mientras no somos dueños de nuestra atención, no somos más que corchos flotando en el mar de las emociones…
Se desperdicia una vez más el enorme poder de la mente.
En la aceptación de nuestro destino y de las vivencias concretas y particulares que hemos tenido que experimentar, está la llave de la felicidad.
Atención es nutrición.
Desde su infancia hasta su vejez, el ser humano quiere atención: quiere que se le vea, se le atienda, se le demuestre cariño, respeto, amor… desde siempre, el hombre está buscando atención fuera. Primero, de papá y mamá, de los hermanos, luego de los compañeros y amigos, de la pareja, de los hijos. Entonces ya tiene no el poder en sus manos. Una búsqueda interminable. Su nutrición le viene de los demás. Si no lo logra, es capaz de buscar atención a cualquier precio, siendo el niño problema, el incapaz, el tonto, el deprimido, el agresivo, poniéndose enfermo… Todo vale, pues de ello depende la sensación de estar vivo, de ser reconocido, de ser amado. Nuestro niño va probando, ¡hasta que pasa a formar parte nuclear de su personalidad, encuentra el «juego» que tiene éxito! Y este «juego» va haciéndose cada vez más habitual, y ahora tiene recursos, ya sale solo, visceralmente. Toda la atención del niño está dirigida hacia fuera, observando a sus padres, sabe cómo ser dueño de la situación, la supervivencia se instala, el hábito de colocar continuamente la atención en el otro. Mientras sea así, nada puede cambiar; problemático o admirado.
El camino de vuelta consiste en hacerlo al revés: poco a poco, paso a paso, día a día, volver la atención hacia dentro. El recién nacido sólo sabe de sí mismo.
Aquel que tiene que ser siempre simpático, animado y alegre, es lo que se espera de él. La máscara ya se ha pegado a la piel, tal y como fue en un principio. Ya perdió su frescura y su belleza. Ahora, identificado con su juego, lo que comenzó como una forma de hacerse notar, va transformándose poco a poco en una forma compulsiva de ser.
¡Colocando toda su fuerza mental en esta creencia! Todo lo que piense de la vida y las cosas estará teñido de este juicio sobre sí mismo.
Aquella actitud comienza a dominar al adolescente y luego al adulto, creando sin parar situaciones en las que se convence de que verdaderamente… «soy así». Le parece qué si abandona aquella forma de ser, ¡se queda de nuevo impotente. Ya no recuerda que fue una máscara que usó una vez para conseguir un fin… totalmente olvidado de que la situación cambió, de que ya no es un niño sin recursos. Un día, siente algo raro en el pecho, la persona se identifica con el papel: «Yo soy agresivo…» deprimido, dependiente, rebelde, víctima, el personaje que sea. Otro día una pregunta se queda parada en el aire, como un grito desesperado: «¿Quién soy yo?»
Éste es el Juego de la Atención.
Un mecanismo a través del cual nos identificamos con lo que no somos. Atención, nos identificamos con un papel, una máscara, un personaje determinado, y olvidamos lo que somos realmente. Es algo que se hace de forma tan automática, tan inconsciente, que a menudo se nos escapa.
¿Cómo consigues que se fijen en ti? ¿En qué te crees especial y diferente?
¿Siendo una víctima, lamentándote y quejándote de todas las injusticias que has tenido que sufrir?, ¿Ingratitudes, irracionalidades y maldades de los demás?, ¿O siendo aquel que siempre tiene las soluciones, sabe las salidas, sabe lo que deben hacer todos?, ¿O bien eres el gracioso, el que divierte, distrae, cuenta los chistes, anima y eleva los ánimos?, ¿O eres aquel que siempre encuentra el punto débil, el fallo, la parte incompleta e inadecuada de todo?, ¿O eres el que siempre busca pelea, fricción, lucha?, ¿O eres el incompetente, el tonto, el que no consigue hacer las cosas ni obtener resultados?, ¿O eres el eficiente, el práctico, el que se preocupa por todos?, ¿O el distraído, siempre en las nubes?, ¿O eres el altruista, sintiendo en tu carne las injusticias, las guerras, los dolores del mundo?, ¿O el responsable, que carga un peso en la espalda?, ¿O eres el eterno huidizo, que te escabulles de las situaciones que representen compromiso, que no enfrenta los problemas?
La imagen comienza a ser más importante que el Ser que vibra dentro de nosotros. Identificamos la imagen con el poder. Pasamos a vivir para ella y no para nuestros sentimientos.
¿Quién soy yo, el que siento dentro de mí, vibrando, pulsando, o esta imagen que veo en el espejo?
Ahora interesa pararse un poco y tratar de descubrir ¿cuál es mi Juego de la atención?, ¿Qué hacemos para conseguir que nos presten atención?
CÓMO ABRIR LA PUERTA
El compañero de viaje. Tendrás que saber cómo fue para tu amigo su infancia, su adolescencia, si estás encerrado dentro del cubículo de lo que crees que eres, prisionero de tu propia imagen, con tu Ser verdadero queriendo expandirse, explotar, alcanzar su libertad… Qué exige de sí mismo, qué añora y desea, qué rechaza. ¿Cómo se puede salir de ahí?
Es un largo viaje, pero tienes tiempo... es un viaje que dura toda la vida.
Llegó el momento de usar la llave —la atención—. Seguro que le irás cogiendo cariño, comprendiendo, perdonando, amando, y que terminaréis como los amigos más entrañables. Has estado de viaje con un desconocido: tú mismo. Llegó el momento de intimar con este desconocido, fijarte en él. Tendrás que tener mucha paciencia, convencer a tu amigo de su poder como adulto, de su enorme capacidad como ser humano, de su belleza, de su pureza, de su inocencia. Tendrás que acompañar le a sus rincones, aceptar su sadismo y su masoquismo con el corazón lleno de agradecimiento. Recorrer contigo mismo toda tu historia, encontrar las grandes grabaciones que te tienen prisionero de tus propias creencias y de tus propios juicios. Usar la llave para abrir las puertas y recorrer el camino hacia ti mismo, hacia tu interior. Bajar a las alcantarillas y a encontrarte con las ratas, a subir a las montañas y a encontrarte con los ángeles.
Más allá del juicio, más allá del bien y del mal. Más allá del juego del poder donde se fijó la imagen.
Aunque al principio los hábitos aprendidos te lleven a lo viejo, a lo cristalizado, poco a poco puedes aprender a poner la atención en tu callado compañero de viaje: tú mismo. Y las puertas irán abriéndose, aparecerán nuevos horizontes, nuevas soluciones nunca antes pensadas, nuevas maneras de vivir la vida, como un gran holograma que cambia de aspecto si cambias de posición.
Juntos podéis descubrir que más allá del guión del gran teatro de la vida hay otra dimensión, donde las cosas son distintas, donde lo que hay es una gran búsqueda de equilibrio, de paz y amor. Marly Kuenerz