Este es el motivo por el que no avanzas… y está dentro de tu mente. Nazareth Castellanos

Gracias Nazaret, llevo años haciendo trabajo interior por varios caminos, y es ahora que veo con más claridad esa voz castigadora que habita en mí. Me ayuda la formación de movimiento corporal que realicé, y estoy aquí comprendiendo con mucha claridad todo lo que dices de una manera clara, sencilla y concreta. En mi caso veo y siento que es un trabajo diario porque si ayer tuve un día 10!! Hoy empieza al revés, y vuelta a empezar a hablarme con dulzura. Es un acto que requiere disciplina desde el Amor Propio…mi gran lección!!!!

Gracias

¿Y si el mayor daño no viniera de lo que te pasó sino de lo que te dijiste después? ¿Y si te hablaras como le hablarías a alguien que amaras profundamente? Porque no todo pensamiento merece quedarse, y no toda voz que habita tu mente es tuya.

Hay una conversación que nunca se detiene, la que mantienes contigo, esa voz interna que nunca se detiene, que te acompaña mientras te miras al espejo, mientras intentas algo nuevo cuando te equivocas o cuando simplemente existes. Te invito a escucharla. Experimenta habitar el cuerpo como una forma de conocerse.

Creemos que criticarnos, exigirnos en exceso, hablarnos con dureza, es parte de crecer, pero no lo es. El diálogo interior es una forma de relación, y como toda relación puede ser sana, o puede ser dañina. ¿Alguna vez te has llamado tonto, débil o inútil cuando algo no te salió bien? ¿Alguna vez te haz dicho «nunca voy a cambiar» o «no sirvo para esto? Este tipo de frases tu cuerpo las escucha, tu sistema nervioso las registra, tu cerebro responde, y si la experiencia que más repetimos es la de hablarnos mal, el cerebro comienza a grabar esa experiencia como si fuera real, como si fuera verdad. Nao somos eso que nos pasa sino lo que nos decimos de eso que nos pasa.

La buena noticia es esta: si nos hemos programado a través de la crítica también podemos reprogramarnos a través de la ternura. ¿Cuándo piensas sobre algo doloroso qué sientes? ¿Cuándo te dices que no eres suficiente cómo reacciona tu cuerpo? El diálogo negativo no se queda en el pensamiento, tiene consecuencias físicas. Eleva los niveles de cortisol, aumenta la inflamación, desregula el sistema inmune, y todo esto ocurre sin que haya una amenaza real, simplemente sucede porque desde dentro tú mismo te estás tratando como un enemigo. Si te repites que no vales tu sistema nervioso entra en alerta, si te juzgas constantemente sentirás rechazo, ansiedad, insomnio, tensión, y enfermedades.

Habla tus silencios, habla tu postura, habla tu respiración, y habla en la forma como te tratas.

Puedes pasarte la vida cuidando lo que comes, haciendo ejercicio, durmiendo bien, pero si tu diálogo interior es violento, ninguna de estas acciones se sujetarán a largo plazo. Hay palabras que asfixian, y el cuerpo no distingue entre algo real o pensado. Se trata de envenenarte con tus propias palabras. La autocrítica constante no nos hace más fuertes, nos rompe por dentro. Una cosa es reconocer lo que se puede mejorar y otra es hablarse como si uno no tuviera valor, como si no mereciera amor, ni comprensión, ni descanso. ¿Le hablarías a la persona que amas como te hablas a ti en los días difíciles? ¿Te has repetido alguna vez que no sirves, que nos vas a lograrlo, que nadie te entiende? Transformar tu diálogo interno significa reconocer que hay una manera de crecer sin agredirse, una forma de corregirte sin destruirte, una posibilidad real de hablarte desde el cuidado y no de juicio. Es un derecho emocional que tiene todo ser humano por el simple hecho de existir.

Parar ese hábito de halarnos como si no importáramos, porque no se puede vivir en paz en un cuerpo que se maltrata desde la mente. Hablarte con ternura es madurez emocional, es entender que no necesitas gritarte para cambiar, ni necesitas castigarte para evolucionar. Que puedes acompañarte en los procesos difíciles con la misma voz que lo haría a alguien a quien amas profundamente. El cuerpo guarda memorias, no sólo de lo que vivimos sino de cómo lo narramos internamente.

¿Y si empezaras a hacer pausas para escucharte? ¿Y si en lugar de exigirte tanto empezaras a acompañarte más? Se trata de reconectar en la forma en la que respiras, en la que piensas, en la forma en la que te tratas cuando algo no sale bien.

Tratarse con ternura no depende de nadie más que de nosotros, y podemos empezar hoy. La ternura hacia nosotros es una necesidad. Tratarte con respeto cambia tu vida. No esperes a sanar para tratarte con ternura, trátate con ternura para sanar.

Recuerda esto cada día: Tú no eres tus errores, tampoco eres tus pensamientos. Tú eres quien observa, quien respira, quien aprende, quien evoluciona, quien merece habitarse sin miedo.

Una pausa, una palabra amable, una respiración profunda. Una decisión consciente de no seguir siendo tu propio enemigo.