La Sociedad del Cansancio. BYUNG-CHUL HAN

La sociedad del cansancio: ¿somos nuestros propios verdugos?

La sociedad del cansancio” es un concepto acuñado por Byung-Chul Han, uno de los filósofos más influyentes de la actualidad. Según Byung-Chul Han, el exceso de positividad nos está conduciendo a una sociedad llena de individuos agotados, frustrados y deprimidos. En este nuevo escenario social, víctima y verdugo son la misma persona. Ya no hace falta una dictadura ni un tirano para someter a la población. Nos bastamos nosotros solos para explotarnos hasta la extenuación. Y paradójicamente vivimos bajo una falsa sensación de libertad.

En la orwelliana 1984 los ciudadanos eran conscientes de que estaban siendo sometidos. Sin embargo, Byung-Chul Han afirma que en la actualidad no tenemos esa consciencia de estar siendo dominados.

En la sociedad contemporánea, la diferencia se considera un problema y se intenta anular con una búsqueda permanente de la uniformidad. Cuantos más iguales sean las personas, más aumentará la producción. Según esta lógica, los grandes poderes fácticos necesitan que todos seamos iguales, incluso los turistas que viajan a otro país, y que tengamos unos gustos idénticos y unos hábitos similares. En este paradigma, los inmigrantes y los refugiados son vistos como una carga.

Para Byung-Chul Han, el neoliberalismo no podría funcionar si los individuos fuéramos diferentes. Para luchar contra esta hiperuniformidad, el filósofo surcoreano propone “regresar al animal original, que ni consume ni comunica desaforadamente.

Byung-Chul Han considera que vivimos en una época de conformismo radical. Las universidades ya no acogen alumnos, sino que únicamente se preocupan por atender clientes. Ya no fomentan el pensamiento crítico, ni forman intelectual o moralmente a los jóvenes. Su único objetivo es transformar a sus clientes en profesionales eficientes que puedan servir a los intereses de las grandes empresas y que la gran maquinaria mundial siga funcionando.

La sociedad post pandemia, según Byung Chul Han, se encamina peligrosamente hacia un régimen de vigilancia biopolítica. El cuerpo de los ciudadanos, sus comunicaciones y hasta su estado de salud se están convirtiendo en objetos de vigilancia digital. Y muchos ciudadanos justifican y hasta aplauden esos sistemas de vigilancia que limitan la libertad individual.  Lo más importante es la supervivencia y para alcanzar ese objetivo somos capaces de sacrificar el contacto con nuestros semejantes, la movilidad o la sociabilidad.

Según Byung Chul Han, la sociedad necesita una revolución en el uso del tiempo. El ritmo frenético en el que vivimos reduce nuestra capacidad de permanecer, precisamos más tiempo para nosotros, para emplearlo en áreas que nada tengan que ver con el trabajo. Debemos aprender a perder el tiempo, a no vivir obsesionados cada minuto con la productividad.

 “Vivimos siempre con la angustia de no hacer todo lo que podríamos hacer y encima nos culpamos a nosotros mismos de nuestra supuesta incapacidad”. Esa angustia es la consecuencia de nuestra propia autoexplotación.

En la sociedad del cansancio, nos explotamos a nosotros mismos creyendo que nos estamos realizando. Y hay una consecuencia más dramática aún: ya no hay contra quién dirigir una revolución, no hay explotadores visibles a los que culpar. Es la alienación de uno mismo. Resulta imposible rebelarse cuando explotador y explotado son la misma persona.

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