1. Vive momento a momento
La realidad se desarrolla momento a momento, cada instante aporta algo distinto al anterior, cada momento es único. ¡Vívelos!
Vívelos sin dejarlos escapar, pensando en fantasías sobre el futuro o en recuerdos del pasado. Aunque es evidente que la vida requiere una cierta capacidad de planificar y prepararse para el futuro, en ocasiones empleamos demasiados esfuerzos en anticipar el futuro explorando sin parar posibles escenarios. Esta tendencia no es sana y suele producir ansiedad o estrés, por lo que es conveniente regularla. De la misma forma, la reflexión sobre hechos pasados nos permite aprender para el futuro, pero si deriva hacia una excesiva “rumiación” dificultamos la capacidad de resolver problemas. La rumiación tampoco es sana ya que facilita la depresión, por lo que también hay que regular esta tendencia. La Conciencia Plena resulta muy interesante para prevenir la ansiedad, el estrés y la depresión.
2. No juzgues tanto, no te juzgues.
Todo juicio produce una cierta tensión emocional que orienta nuestra posición frente al acontecimiento en uno de estos tres sentidos: a favor, en contra o indiferente. Estas posiciones predisponen nuestras actuaciones.
Cultivando una cierta imparcialidad ante las situaciones, podemos suspender o evitar juzgar y así poder conocer mejor la realidad sin tener que vincularnos tan emocionalmente con ella. Recuerda que todos los acontecimientos se producen por una serie de causas, que a su vez son producidos por otras y así hasta el infinito. El poder experimentar un acontecimiento sin tener que juzgarlo obligatoriamente es el primer grado de la libertad. Los juicios son una de las mayores fuentes de estrés, la mente que está constantemente estableciendo juicios y categorías que limita la percepción.
3. Confía en tus capacidades, tu sabiduría y en tus recursos
No intentes ser nadie distinto, ni pienses que la felicidad depende de factores externos. Intenta ser tú mismo y buscar la felicidad en lo que la realidad ofrece aquí y ahora, que es la única realidad con la que contamos. Algunos sabios han propuesto que nuestra tarea en esta vida es simplemente llegar a ser lo que en realidad somos, liberándonos de todo lo que no pertenece a esta identidad esencial.
Confiando en uno mismo, en su sensibilidad y en su sabiduría, cada persona asume su propia responsabilidad y puede vivir plenamente su vida. Esta confianza en uno mismo es lo que nos permite escuchar y abrirnos de todo corazón a la realidad del momento.
4. Cultiva la Mente de Principiante: abierta, interesada
Presta atención al momento presente, evita interpretar la realidad mediante situaciones pasadas, ello te puede echar a perder nuevas oportunidades. Toda situación siempre tiene algo de nuevo, cada momento es único, aprovéchalo. En situaciones difíciles intenta cultivar la curiosidad en vez de dejarte llevar por las preocupaciones. De toda circunstancia se puede aprender algo si tenemos suficiente curiosidad para verlo con mente de principiante.
5. No busques sólo resultados, fíjate en el proceso e intenta hacer las cosas lo mejor que puedas.
Todo deseo desequilibra la mente ya que dirige nuestra atención en una dirección y genera unas expectativas, nos pone en deuda con el futuro, creando cierta tensión. Esto no significa que debamos renunciar a los objetivos, pero sí debemos poner más énfasis en el proceso, que es donde se crean las causas para que se den los objetivos que deseamos.
Recuerda que casi nunca puede una persona por sí misma alcanzar todo lo que se propone. Es imprescindible que se den ciertas circunstancias favorables para todo éxito. No obstante, una persona sí es responsable de su motivación, intención y atención a un proceso. Por otro lado, obsesionarse con un objetivo puede impedir ver otras oportunidades que quizás sean más interesantes.
6. Acepta la realidad tal como es, conoce tus límites y aprende a soltar
Lo que resistes persiste y lo que aceptas se transforma, dice un dicho popular. Sólo aceptando las cosas podemos intentar cambiar algo. Aceptar los límites de cada cual es fundamental para ser realista en los objetivos. No obstante, tener límites es una circunstancia de la persona, no una característica de su identidad. No te identifiques con tus limitaciones, ni limites a otros.
La paciencia es una forma de sabiduría. Lo contrario, la impaciencia, es querer que las cosas vayan al ritmo que uno desea, que es distinto a como van en realidad. Otra fuente de problemas es nuestro intento de cambiar a otros. Como dijo Gandhi, sé el cambio que quieres ver en el mundo.
Experimenta dejando que algunas cosas sean tal y como son, y fíjate mientras tanto, qué es lo que ocurre en ti mismo, antes de actuar.
Aceptar no se debe confundir con conformarse, pero hay cosas contra las que no se puede luchar y otras sólo se corrigen si primero se aceptan. Recuerda la plegaria “Señor dame fuerzas para cambiar lo que se puede cambiar, paciencia para aceptar lo que no se puede cambiar y sabiduría para distinguir entre ambas”.
7. Cuídate, trátate con amor y cariño
Para poder practicar la Conciencia Plena es necesario establecer una relación positiva con uno mismo, de esta forma se adquiere la suficiente flexibilidad mental para poder cultivar una visión de la realidad más acertada y saludable. Esta relación incorpora aceptación, amor, apertura, paciencia y diligencia con objeto de cambiar la relación que establecemos con uno mismo y el entorno.
Una persona que practique la conciencia plena, cuando camina atiende a lo que ocurre en su cuerpo y en el entorno. Desde notar las sensaciones al caminar, sentir los colores, olores y el aire alrededor, hasta fijarse en los detalles del entorno. Sería caminar con conciencia plena del hecho de desplazarse, como alguien que está en un país exótico, que presta toda su atención a lo que ve a su alrededor.
Andrés Martin Asuero
Conciencia Plena consiste en prestar atención de forma particular: con intención, al momento presente y sin juzgar
Jon Kabat-Zinn