SIENTE BIEN, VIVE MEJOR

¿Qué sucede cuando llevas años en una relación infeliz porque tu cabeza te dice <<Nunca vas a encontrar a nadie que te quiera>>? ¿O cuando a las tres de la mañana tu mente te recuerda <<No vas a poder dormir>>? Estos pensamientos reactivos condicionan el modo de comportarte contigo mismo, con los demás, y a través de tus actos.

Aunque este no sea el camino más fácil vale la pena estar dispuesto a sentir cosas difíciles para no perder aquello que de verdad nos importa. A veces vale la pena sentir ansiedad, pero dar la charla que tanto temíamos, a veces vale la pena sentir rabia y no gritar, no insultar, o no pegar para poder conectar con las personas a las que más quieres. A veces vale la pena perdonar, aunque a veces nos provoque disgusto. Tu mente siempre va a estar ahí, siempre te pide de un modo reactivo que escojas no perdonar, gritar, o esconderte. Siempre te pide que escojas el camino fácil o rápido, ese con el que sientes menos dolor emocional a corto plazo, y no puedes controlar esas reacciones porque son repetitivas, que se formaron un día en tu pasado por alguna experiencia que viviste.

Nuestro pasado nos determina y nos lleva por caminos que no son de nuestro agrado. Tus pensamientos reactivos están hablando de tu pasado. Comportamientos o mecanismos que funcionaron, pero ya no en estos momentos. Tu no puedes cambiar tus recuerdos, pero si puedes escoger libremente otras formas de actuar.

Eres lo que haces con lo que hicieron contigo. Puedes escoger libremente que quieres que guíe tu destino, si el miedo o el amor. ¿Quién quieres que dirija y escoja cómo es tu vida?, ¿algo que no puedes controlar, o prefieres escoger tú libremente y con intención?

Es tan importante la habilidad de VER. Cuando aplicamos la habilidad de VER lo que hay en nuestra mente dejamos de estar atrapados en ella. Y cuando escapamos de los juicios reactivos e instintivos surge la posibilidad de comprender el dolor ajeno y el propio, y de tener una perspectiva diferente, más amplia. VER tu experiencia para no quedarte atrapada en ella. Añade pequeños compromisos que te ayuden a desarrollar esta habilidad y a mostrar más empatía hacia los demás y hacia ti mismo.

Ejercicio Atención Flexible:

Tu tarea es simple. Fíjate en la lista de palabras y sólo tienes que leerlas y centrar tu atención en ellas. Sin prisa. Dedica 10 segundos a cada palabra. Tu mente te dirá que lo has entendido y que puedes seguir sin esperar 10 segundos. Ten eso en cuenta y desobedece a tu mente:

Tu ceja derecha

Tu pie izquierdo

Tu respiración

Los sonidos que te rodean

Tu color favorito

Nadar

Justicia

La sensación de reír

Podemos abrir el foco de nuestra atención hacia cosas más amplias o reducirlo a algo concreto como tuc eja. Cuando nos sentimos atrapados por las preocupaciones o el mismo pensamiento repetitivo, por tener que hacer frente a nuestro dolor, nuestra atención se vuelve muy rígida, y no somos capaces de ver más realidad que la que nuestra mente quiere que veamos, pero somos capaces de amplia el foco, ver otra realidad que también está ahí, hay más cosas además de nuestro dolor. 

Nuestra mente dibuja una realidad sesgada que confirma lo que sentimos, una mente que manipula para sentirnos bien, creando una realidad que no existe. Si ponemos el foco de la atención en el miedo eso será lo que veamos. VER lo que sentimos y pensamos nos ayuda a abrir el foco, nos ayuda a ganar. Puedes llegar a dominar la habilidad de flexibilizar tu atención, escogiendo otras sensaciones que provengan del interior y del exterior, incluyendo tu dolor emocional. Te ayudará a ver que hay más cosas además de tu dolor. Descubrir que en tu escenario de tu presente hay muchas más personas que quieren ser vistos y escuchados, así que te animo a que empieces a practicar esa habilidad todos los días un par de veces al día, cuando te levantas y antes de ir a dormir unos cinco minutos. Cuando tu mente te atrapa en una preocupación no ves otra cosa, y esto amplia tu visión, tus posibilidades. Amplia tu foco atencional, y luego después redúcelo a tu respiración, la sensación de ralentizar la respiración. Ir despacio siempre es un buen aliado.   

Ejercicio: Dividir la atención

1. Sentado o tumbado

2. Una postura que te resulte cómodo y dirige toda tu atención a la respiración

3. A continuación, percibe tu mano derecha sin dejar de percibir tu respiración

Después sin dejar de estar atento a tu mano derecha y t5u respiración, intenta notar si percibes algún tipo de malestar en tu cuerpo. Cuando lo localices descubre en que zona sientes más intensidad.

4. Para acabar, sin dejar de estar atento a tu malestar, tu mano derecha, y tu respiración, intenta captar los sonidos de tu alrededor.

Siente bien, Vive mejor. Xavier Montaner